miércoles, 23 de febrero de 2011

EL AMOR
(Segun la película
Jeux Defant’s: Quiereme si te atreves)


Felicidad en estado puro, bruto, volcánico, que gozada, mejor que la heroína, mejor que la coca, chutes, porros, hachis, rayos, pettas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetaminas, tripis, ácidos, lsd, extasis…

Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, que una orgía, que una paja, que el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas.

Mejor que la nocilla, y los bátidos de plátano, mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de de los Teletubbies, que el fin del milenio.
Mejores que los andares de Ally Mcbeal, Marilyn, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell, y el lunar de Cindy Crawford.

Mejor que la cara B de Abbey Road, los solos de Hendrix. Mejor que el pequeño paso de Neil Armstrong sobre la Luna, la montaña rusa, Papa Noel, la fortuna de Bill Gates, los trances del Lalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resureccion de Lázaro, todas las inyecciones de testosterona de Schwarzenegger, el cólageno de los labios de Pamela Anderson, mejor que Woodstock y sus fiestas más orgásmicas, mejor que los excesos del Marquez de Sada, Yan Rimbaund, Morrison y Castañeda.

Mejor que la libertad… mejor que la vida

DECALOGO DEL POSITIVO


1. AMAR A DIOS

2. AMAR A TU FAMILIA

3. AMAR A TU TRABAJO

4. NUNCA TE QUEJES

5. VIVE ENAMORADO

6. APRENDE A PERDONAR

7. NO PIERDAS EL TIEMPO

8. SONRIE Y SIEMPRE SALUDA

9. RESPETA PARA QUE TE RESPETEN

10. ¡HOY DEDICATE A SER FELIZ!


domingo, 20 de febrero de 2011

TODO PASA



Hubo una vez un rey que llamó a los sabios de la corte para darles un encargo:

- Me estoy fabricando un precioso anillo de oro con un gran diamante. Abajo del diamante, quiero guardar algún mensaje que me ayudará a mi y a todo hombre en los momentos difíciles de la vida. Obviamente, tiene que ser un mensaje pequeño para que quepa en el anillo.

Todos esos sabios eran grandes eruditos. Podrían haber escrito grandes tratados sobre cualquier tema. Así que, pusieron sus mentes a trabajar.
Durante un año, pensaban y debatían. Buscaban en todos sus libros. Consultaron a otros sabios en países lejanos. Pero no podían encontrar nada. Y tuvieron que reportar su falla al rey.
Cuando reportaban esto, estaba presente un anciano sirviente de la familia real, conocido por su devoción al misticismo. Éste intervino diciendo:


- Oh, Majestad, No tengo estudios, no soy un erudito, ni un académico. Pero creo tener lo que le servirá. Y el anciano místico escribió algo en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey, diciendo:

- Pero no lo leas ahora. Mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Eran pocos sus seguidores y los perseguidores eran numerosos. Se sentía desesperado y al punto de rendirse.

De repente, se acordó del anillo. Sacó el papel y allí encontró su pequeño mensaje, lo que decía simplemente:
"ESTO TAMBIÉN PASARÁ"


Aquellas palabras le resultaron milagrosas. Le inspiraron nueva fe y coraje. Redobló sus esfuerzos y escapó. Al fin de un año, logró reunir a sus ejércitos y reconquistó el reino.

Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital, hubo una gran celebración en el palacio con música, bailes, comida, etc. El Rey presidía las festividades desde su trono, sintiéndose muy orgulloso de sí mismo.


El anciano místico se acercó y le dijo:
- Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
- ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso; la gente celebra mi regreso; no estoy desesperado; no me encuentro en una situación sin salida.
El anciano respondió: - Ese mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "ESTO TAMBIÉN PASARA”.

El anciano le dijo: - TODO PASA. Ninguna cosa y ninguna emoción son permanentes. Todo viene y va como el día y la noche. Habrá momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la vida; es la naturaleza misma de la existencia.

Me hace recordar unas palabras que una amiga me dijo cuando estaba en momentos muy dificiles: "Nada permanece, todo se desvanece", algo muy cierto que con dolor y resistencia muchas veces debemos aceptar, pues es la unica forma de aprender.